Las tarjetas revolving se han convertido en una opción atractiva para muchos consumidores que buscan financiamiento rápido y flexible. Sin embargo, detrás de su apariencia práctica y conveniente, se esconde un sistema financiero complejo que puede llevar a los usuarios a caer en una trampa de deuda si no se manejan con cuidado. Si alguna vez te has preguntado cómo se venden las tarjetas revolving y qué debes tener en cuenta antes de solicitar una, este artículo te ayudará a comprender cómo funcionan, qué riesgos implican y cómo evitar caer en un ciclo de endeudamiento.
¿Qué son las tarjetas revolving?
Las tarjetas revolving son un tipo de tarjeta de crédito que te permite aplazar los pagos sin necesidad de tener dinero disponible en tu cuenta bancaria. Su principal característica es la flexibilidad de pago que ofrecen, ya que puedes devolver el dinero de forma parcial y diferida. A diferencia de una tarjeta de crédito tradicional, en la que debes liquidar el total de la deuda al final de cada mes, las tarjetas revolving te permiten devolver la cantidad que gastes en pagos fraccionados durante varios meses.
Este tipo de tarjeta suele ser comercializado como una opción atractiva para quienes necesitan disponer de fondos adicionales sin tener que esperar a recibir un salario o a tener un ahorro disponible. Sin embargo, esta «flexibilidad» tiene un coste, que se refleja en los intereses y comisiones aplicados a los pagos aplazados.
¿Cómo se venden las tarjetas revolving?
Las tarjetas revolving son comúnmente comercializadas por bancos y entidades financieras, pero también son ofrecidas por grandes superficies comerciales, plataformas de venta online y empresas de transporte de viajeros, a menudo a través de sus propias financieras o en colaboración con entidades bancarias. Es habitual que los consumidores encuentren estas tarjetas promocionadas como una herramienta financiera sencilla y útil, con opciones de pago flexibles que se adaptan a sus necesidades.
El proceso de venta de estas tarjetas gira en torno a varios atractivos que, aunque pueden parecer convenientes, no siempre reflejan la realidad de los costes y riesgos asociados a su uso. Es frecuente que las entidades que comercializan estas tarjetas utilicen términos como «tipos de interés bajos» o «fáciles plazos de pago» para captar la atención del cliente, pero es importante entender que esto puede ser engañoso, ya que los tipos de interés reales pueden ser mucho más altos de lo que inicialmente se indica.
El engaño de los intereses bajos
Una de las tácticas más comunes en la venta de tarjetas revolving es promocionar un «tipo de interés bajo», por ejemplo, un 2% mensual. Este porcentaje puede parecer atractivo a simple vista, pero es fundamental que se entienda el impacto que tiene en la deuda total.
Si bien el 2% es un tipo de interés mensual, al multiplicarlo por 12 meses, se obtiene una Tasa Anual Equivalente (TAE) del 24%. Este porcentaje refleja el coste real anual del crédito, que puede ser mucho más alto de lo que parece. Además, este tipo de interés solo se aplica cuando se aplazan los pagos, es decir, cuando no se paga la deuda completa al final del mes. Si decides pagar solo una parte de la deuda, el resto quedará sujeto a ese tipo de interés.
Las modalidades de pago de las tarjetas revolving
Una vez que has adquirido una tarjeta revolving, existen diferentes formas de pago que determinarán los intereses que tendrás que pagar:
- Pago mensual de un porcentaje fijo: Esta modalidad implica pagar un porcentaje fijo de la deuda cada mes, que suele variar entre el 5% y el 25%. Aunque puede parecer una opción flexible, es importante tener en cuenta que si tienes una deuda grande, el porcentaje puede seguir siendo significativo, y los intereses aplicados a esa deuda seguirán aumentando.
- Pago de una cuota fija mensual: En este caso, el titular de la tarjeta se compromete a pagar una cantidad fija cada mes hasta saldar por completo la deuda. Al igual que con el pago de un porcentaje, esta opción también puede incluir límites mínimos y máximos, y el saldo total se va reduciendo conforme se abonan las cuotas.
Ambas modalidades de pago están diseñadas para dar flexibilidad al usuario, pero si no se tiene un control adecuado, los intereses acumulados pueden hacer que la deuda se prolongue durante mucho tiempo, incrementando el coste total del crédito.
El peligro de las pequeñas cuotas
Una de las principales estrategias de marketing utilizadas por las entidades que venden tarjetas revolving es la de ofrecer cuotas mensuales tan pequeñas que parecen perfectamente manejables. Sin embargo, este enfoque puede ser engañoso y muy perjudicial para el consumidor.
Aunque pagar una cuota baja puede parecer cómodo en el corto plazo, el hecho de que la deuda se amortice lentamente significa que los intereses seguirán aplicándose durante mucho más tiempo, y el saldo de la deuda se mantendrá alto. Si solo se paga una pequeña cuota mensual, los intereses se acumularán constantemente, y el capital pendiente de pago nunca disminuirá significativamente.
Un ejemplo de cómo las pequeñas cuotas pueden ser perjudiciales
Imagina que un consumidor recibe una tarjeta revolving con un límite de 2.000 €, y decide gastar esa cantidad en el primer mes. Si la cuota mensual que se establece para el pago es de solo 30 €, y el tipo de interés mensual es del 1,75%, los intereses aplicados sobre los 2.000 € serán de 35 € en el primer mes. A pesar de pagar la cuota de 30 €, la deuda total sigue aumentando, porque la cuota mensual no cubre ni siquiera los intereses generados.
Esto lleva a una situación en la que, aunque el consumidor esté pagando cada mes, su deuda sigue aumentando. En muchos casos, las personas que se encuentran atrapadas en esta dinámica terminan con deudas mucho mayores a las que inicialmente asumieron, debido a los intereses compuestos que se aplican mes tras mes.
¿Qué debes tener en cuenta antes de solicitar una tarjeta revolving?
Si decides solicitar una tarjeta revolving, es fundamental que comprendas cómo funciona realmente y los riesgos que conlleva. Aquí hay algunos puntos clave que debes considerar antes de tomar una decisión:
- Entiende los tipos de interés: Asegúrate de comprender cuál es el tipo de interés aplicable a tu tarjeta, tanto a nivel mensual como anual (TAE). Asegúrate de que no haya cargos ocultos que aumenten el coste total del crédito.
- Verifica las condiciones de pago: Revisa bien las condiciones del pago, incluyendo los plazos y los porcentajes aplicables. Considera si puedes realmente asumir el pago de una cuota mensual, y si prefieres un pago fijo o un porcentaje de la deuda.
- Compara con otras alternativas: Antes de comprometerte con una tarjeta revolving, evalúa otras opciones de financiación que puedan tener tipos de interés más bajos, como préstamos personales u otras tarjetas de crédito tradicionales con mejores condiciones.
- Evita caer en el ciclo de endeudamiento: Si ya tienes una tarjeta revolving, intenta pagar más que la cuota mínima para reducir la deuda lo más rápido posible. Si no puedes, busca asesoramiento financiero para evitar que la deuda siga creciendo.
Conclusión
Las tarjetas revolving pueden ser una herramienta útil en algunos casos, pero también conllevan riesgos importantes debido a los altos intereses con que se venden. Aunque las entidades financieras y comerciales promuevan estas tarjetas como una solución flexible y conveniente, es crucial que los consumidores entiendan cómo funcionan realmente y las implicaciones de utilizarlas. Siempre es mejor ser cauteloso y asegurarse de que puedes manejar adecuadamente los pagos antes de comprometerte con este tipo de crédito.
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